De acuerdo con la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en enero de 2024 las ventas minoristas de las pymes cayeron un 28,5% en comparación con el mismo período del año anterior. “Según nuestro sondeo con las Cámaras de la Provincia, la baja registrada supera el 20%”, asegura Camilo Alberto Kahale, presidente de FEBA. Y agrega: “Lo venimos anticipando desde el pasado mes de noviembre. Ya en el cierre del año y en plena época de festejos de Navidad y Año Nuevo, la disminución en las ventas fue notable. La inflación impactó de lleno en el bolsillo de la gente y se trasladó a las ventas de los comercios”.
Febrero comenzó con fuertes aumentos en los rubros que durante la gestión anterior estuvieron congelados, regulados o controlados, como son las tarifas de servicios públicos (luz, y transporte público -gas en marzo-), las prepagas, los combustibles y los alquileres en general. “Los alquileres de locales comerciales bonaerenses tuvieron un incremento promedio del 145%. En materia de aumentos en los servicios como la energía eléctrica, el efecto también se sentirá en comercios, industrias, universidades y hasta en los hospitales de la Provincia, a raíz de la quita de subsidios y el traslado de la devaluación. Los comercios más chicos podrían recibir incrementos que oscilan entre el 430% o 500%, según la zona y el grado de consumo”, explica Kahale, presidente de FEBA. “Esto es un delirio, imposible de enfrentar por parte de los pequeños y medianos comerciantes bonaerenses, y de cualquier lugar del país. Es por ello que estamos advirtiendo que a este ritmo se viene una ola de cierre de pymes”.
Por su parte, la producción en la industria manufacturera pyme experimentó una abrupta caída del 26,9% en diciembre, a precios constantes, y finalizó 2023 con una baja del 2,6%. En la comparación mensual, la actividad industrial sufrió una profunda retracción que llegó al 31,7%. Camilo Alberto Kahale sostiene que “la paralización de la producción industrial también se hizo sentir entre los industriales bonaerenses. Las primeras medidas tomadas por el actual Gobierno solo ayudaron a frenar las fábricas y a profundizar la incertidumbre sobre el futuro inmediato de la economía productiva”, agrega Kahale.
Una moneda cada día más depreciada, una escalada inflacionaria a pocos días de finalizadas las elecciones (el mes de diciembre estuvo marcado por subas en todos los insumos y materias primas); las modificaciones en las regulaciones de importación que influyeron en las operaciones de compras sobre el cierre de 2023; el anuncio de un DNU poco claro en cuestiones técnicas, y operatorias monetarias para las empresas y fábricas (un diciembre con las industrias operando al 70% de su capacidad instalada); todo esto, y mucho más, contribuyó a imponer inestabilidad, incertidumbre y preocupación entre los empresarios, comerciantes y emprendedores bonaerenses.
“Además de todos esos factores económicos que impactan directamente en el bolsillo de los consumidores y en la actividad pyme, la volatilidad política que vive el país genera un escenario de incertidumbre y preocupación. Si bien con la caída de la llamada «ley ómnibus» se postergarían algunas reformas que pretenden desregular la actividad de distintos sectores productivos, la actual crisis política de la Argentina sigue abriendo frentes que, si se profundizan, tendrán efectos devastadores para las pymes y para toda la sociedad”, afirma Camilo Alberto Kahale.
“No hay dudas de que había que achicar el gasto público, que todos debemos hacer un esfuerzo para que el país salga adelante, pero la velocidad con que se están aplicando las medidas económicas, sin contemplar un plan estratégico de ayuda y acompañamiento a los sectores más vulnerables, es muy difícil de sostener. A esto le sumamos que al momento, no existe un rumbo claro en materia de desarrollo y producción que incluya al sector pyme, solo estamos viendo decisiones políticas-económicas aisladas, que nos está impulsando al abismo”, concluye el presidente de FEBA.